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A name in bright lights: de Ocesa a Broadway

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Ana Paula Martínez Garduño

 

Es sábado por la mañana y viste ropa deportiva, unos tenis Nike naranjas y una gorra roja de la que se le sale el cabello despeinado por los lados. Huele a fragancia fresca, limpia y detergente de ropa. Vince abre la puerta con una gran sonrisa y un caluroso abrazo.

 

Al entrar al departamento, se percibe un aroma sutil a gardenia. Los muebles son simples y de colores neutros, no sobran cosas en las mesas y hay un orden que se sigue. Lo que más llama la atención de este departamento de tres recámaras, es la esquina en donde se encuentra un piano y un caballete con una pintura dejada a medias. Es inevitable sentir la paz y tranquilidad que se respira en este cuarto y con eso es como comenzamos a conocer a Vince Miranda.

 

Con los pies sobre la tierra

 

A los 32 años, Vince Miranda se encontró en unos de los elencos de las obras más populares en México, Mary Poppins y gracias a esta obra, dos años después  se atreve a aventurar a las ligas mayores: Broadway. Sin embargo, llegar a esto no fue nada fácil, ya que ha vivido grandes decepciones en su vida que le han permitido ser la persona que tengo el gusto de conocer.

 

Me invita a sentarme en la sala donde se encuentran dos sillones blancos y al centro una mesa de vidrio. En el sillón una MacBook y sobre la mesa de vidrio varias cajas de comida china vacías. Se sienta en el piso de la sala y se disculpa, me comenta que se siente más cómodo en el piso y me invita a sentarme junto a él sobre una alfombra morada con diseños verdes.

 

Una gran sonrisa cubre la cara de Vince al mencionar su fama en el programa televisivo “La Academia” y luego en la obra de “Mary Poppins”. “La fama es algo con lo que en algún momento todos soñamos, pero en verdad es horrible”. Se ríe al hacer este comentario y se queda contemplando sus siguientes palabras. “De un momento a otro todas las personas son amigos tuyos. Muchos que nunca has cruzado palabras con ellos. Es un fenómeno chistoso del humano”.

 

Desde las primeras palabras que crucé con Vince, lo primero que transmite es su optimismo y el hecho de ser una persona muy centrada. “Haber participado en el programa de televisión ‘La Academia’ me ayudó a crecer como persona de manera impresionante”. El sol del balcón de la sala se comienza a colar por la ventana y le cae un rayo sobre la gorra iluminando las letras que escriben “Puma” sobre esta. “Te encierras en un cuarto y separas del mundo, tu realidad es otra y eso es muy fuerte. Es increíble cómo te afecta esa realidad; una realidad controlada en su totalidad por alguien más, por los productores. En verdad te sientes como un títere, es muy frustrante y te haces muy vulnerable”.

 

Su mirada se pierde en lo que es una lámpara grande de papel que cuelga sobre la mesa. “Mis emociones me llegaban a controlar de manera que ni yo entendía, toqué los extremos de la felicidad, del enojo y tristeza, y ya que llegué a eso no hay punto medio en el que puede estar”. Regresa su mirada y cruza las piernas extendidas, una sobre la otra. “Lo que más me enseñó fue el respeto, me lo repetía diario, respetar a los demás y su manera de ser, es lo que me mantuvo centrado en lo que iba hacer. Yo iba a ganar”. Se ríe al decir esto y se nota un alivie en su voz.

 

Después de seis meses viviendo en la casa de “La Academia,” se fue a su casa terminando en quinto lugar de la competencia. “Obviamente fue una decepción, pero ni tan grande. Eres un títere y te das cuenta quiénes van a quedar y quién va a ganar”. El sol de la ventana comienza a entrarle a los ojos y extiende una pierna para cerrar la persiana de madera blanca. “Ves cómo tu vida está siendo manipulada por los del programa, si ven que tienes algún problema con tal persona al día siguiente te hacen trabajar con esa persona para crear conflicto, es lo que vende. Te vuelves un producto y al principio es un sentimiento de que te quitan tu identidad, después entiendes que pues al final todo es por vender.  Te hace ver la realidad de los medios y las prioridades de la sociedad actual; creo que eso fue lo que más me decepcionó”.

 

Un poquito de azúcar toda purga endulzará

 

Se escucha una ambulancia pasar y las risas de unos niños que están en el parque de afuera, los sonidos cotidianos de la zona. Vince agarra un cojín del sillón que esta atrás de él y se lo acomoda en la espalda, le toma un trago a un jugo de naranja que tiene en un vaso desechable. Una de las más fuerte decepciones fue no quedarse con el papel protagónico de Mary Poppins. “Yo no iba a hacer audición para la obra, varias personas me lo dijeron y decidí que si me lo decían era por algo. En el call-back quedamos un amigo mío y yo. Eso fue una situación curiosa e incómoda porque yo conocía las debilidades y los puntos fuertes de la persona con la que competía,. Por lo mismo me comparaba y eso me creaba muchas inseguridades.”

 

Vince no se quedó con el papel,  sin embargo, sí tuvo mucha participación en la obra con varios papeles secundarios. “Cuando me dijeron que no me dieron el papel fue un gran golpe en el ego. Todo ese día estuve decepcionado, dudas de ti mismo, es un sentimiento raro. Sabes que diste todo pero, por alguna razón, no fue suficiente. Me acuerdo que ese día me fui al parque a pensar. Desde que empezó mi carrera artística siempre he pensado que las cosas pasan por algo y sabía que esto era una de esas cosas”. Voltea y me da una calurosa sonrisa. Levanta los brazos, respira profundo y cruza las piernas.

 

Tercera llamada

 

En mayo de este año, Vince se va a Broadway a audiciones de una obra. El mes pasado recibió una llamada pidiéndole que por favor considerara ir. “ Honestamente, no sé a cuántas personas les llegue una llamada así, ‘nos gustaría concerté y posiblemente trabajar contigo’ ¡de Boradway! Eso no es real”. Suelta una carcajada profunda. “Una amiga está en la producción de esa obra y soltó mi nombre, vieron cositas de Mary Poppins y ahora me voy a Nueva York. Honestamente sigo sin creerlo”. Por primera vez noté las cajas de cartón desarmadas en la esquina de la sala.   

 

“Estoy emocionado por las obras que vendrán, Mary Poppins ha sido una experiencia que me ha ayudado a crecer como persona de una manera que no pensaba posible; sin saberlo y ni si quiera pensarlo es la obra que me está dando lo que viene. De verdad es por algo que pasan las cosas y hoy ya entiendo el porqué de varias. No puedo estar más agradecido”. 

 

 

 

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