PIRÁMIDE
DESENTERRAMOS LA NOTICIA

“La idea es disfrutar de la música”: Beto Cobos
Por Willy Budib Hurlé
Un espacio que actualmente cuenta con un buen escenario, piano, batería, amplificadores y equipo de calidad. Anteriormente, el primer sitio se ubicó junto a la pirámide de Cholula y era diminuto. Tampoco contaba con tarima ni tenía instrumentos propios. Hoy es un conocido recinto de jazz por el que pasan artistas de talla nacional como Agustín Bernal, Gabriel Puentes y Alex Mercado. También lo pisan músicos mundiales del tamaño del argentino Leo Genovese y de Jesse Harris, de origen neoyorquino.
En el contexto propio del Festival Internacional Jazzatlán, que lleva el nombre del conocido club cholulteca, Beto Cobos, socio y propulsor del lugar junto con Rodrigo Moctezuma, describe la singularidad de la localidad: “Un club de jazz es un espacio para la creatividad y para la calidad musical”.
Así, con el éxito cercano a celebración jazzista dentro del municipio, con una duración de casi un mes, el dueño de Jazzatlán entiende el proyecto como el disfrute y la exteriorización de todo tipo de sentimientos en la presencia de cualquier persona que guste de escuchar música en vivo. La excelencia de los profesionales que llegan a presentarse en el club es otro punto que enorgullece a Cobos. A ello habría que sumarle la variedad de propuestas y su autenticidad melódica. Todo suma en un local fundado con el único objetivo de plasmar la pasión musical y logar un máximo deleite.
Pudo ser un club de trova o de cumbias pero Cobos y Moctezuma se inclinaron por el jazz. La decisión nace a partir de lo que este género musical aporta como forma de lograr y encausar una melodía: la rítmica que ofrece el jazz junto con la individualidad de quien lo ejecuta posee una sofisticación en los tiempos que otras músicas no consiguen. Esa es la permuta que el socio argumenta. Igualmente insiste en que “la calidad musical del jazz es singular”.
Pareciera que el mexicano no es afín a tal estilo sonoro pues en las fiestas y reuniones se oye de todo menos jazz, pero el festival jazzista en Cholula busca romper con tales estatutos para configurar “nuevas propuestas de música” con el posible apoyo de la administración. Cobos desea encausar sus logros y buscar el apoyo municipal para facilitar el acceso a la musicalidad sin costo para la gente. Eso afirma y eso espera luego de que el club no recibiera, hasta ahora, ningún soporte del gobierno actual.
Tiene que ser un orgullo encausar la formación de uno de los mejores clubes de jazz en toda América Latina. La fidelidad de quienes visitan el espacio, de a pocos pero sin dejarlo naufragar, habla bien de su fama. Beto finaliza pero queda en su discurso el gusto por procurar, noche tras noche, el esmero armonioso: “Que cada vez más gente disfrute de esto”, apunta.
De ahí su filosofía, que no concluye con esta charla: “Yo creo que la gente con una visión más integral del mundo es la que se acerca al arte en general”. La localidad cholulteca tiene, seguramente, ese don: el de la integridad. También lo comparten los foráneos que por suerte o por recomendación, terminan sus veladas con el goce de un buen grupo de jazz, ahí, entre la autenticidad de la buena música y la autonomía de su creación. Entonces, la obviedad de saber el porqué de una celebración jazzista en la Cholula actual, tan aclamada y publicitada, no necesita más explicación que la de un sustantivo propio: Jazzatlán.