PIRÁMIDE
DESENTERRAMOS LA NOTICIA

Kuru, una alternativa sana para tus uñas
Esmaltes orgánicos
Nuria Flores González
“Kuru es una empresa 100 por ciento mexicana, interesada en promover y rescatar los colores y materiales utilizados en las culturas prehispánicas de nuestro país”.
Este es el lema bajo el que se rige la empresa Kuru, están a un mes de cumplir un año en el mercado. Inició como el proyecto de tesis de una estudiante poblana y rápidamente se convirtió en un negocio, que no solo promueve el uso de materiales mexicanos, también han reconfigurado la fórmula comercial de los esmaltes eliminando químicos nocivos para la salud y utilizando pigmentos naturales.
Laura Brunet Sáenz, mejor conocida como Lala, es de ascendencia catalana, nacida en Puebla, tiene 25 años y estudió diseño gráfico en la Universidad Iberoamericana de Puebla y en la Universidad Autónoma de Guadalajara.
“Siempre me han encantado los esmaltes de uñas”, dice alegremente.
Empezó el proyecto porque le interesaba encontrar una alternativa a los esmaltes comerciales y crear una fórmula orgánica que no representara ningún riesgo a la salud.
Clasificación por colores
La historia empieza mucho antes de que se inventaran los esmaltes que ya todos conocemos. En Egipto las mujeres aplicaban un tinte negro a sus uñas para pintarlas. Los colores más brillantes eran asignados a la realeza. Cleopatra utilizaba un rojo obscura, mientras Nefertiti optaba por un tono rubí. Los egipcios usaban henna, lo que le daba un color naranja a sus uñas que después se tornaría en rojo oscuro o marrón.
En China, alrededor del año 3000 a.C., el color de las uñas en las mujeres demostraba a qué estrato social pertenecían. Los colores negro y rojo eran de clase alta, mientras que los pasteles eran utilizados por las clases bajas.
Durante el siglo XIX la moda era llevar uñas cortas y moldeadas, la modestia era una de las virtudes mas importantes. Fue en este siglo cuando se inventó la lima de uñas.
Los barnices de uñas retomaron importancia en el siglo XX, aunque las soluciones que utilizaban no duraban más de unas cuantas horas. Realmente el color de las uñas moderno surge posterior a la invención de la pintura para coches. Cuando la solución de pintura para coches fue perfeccionada, la empresa Cutex, en 1917, se basó en la fórmula y elementos usados en ésta y creó esmaltes para uñas de colores brillantes como los que hoy todos conocen. El esmalte sintético tuvo su primera aparición en París en 1920. Eleanor Roosevelt fue la primera en usar colores sólidos en las uñas y esto desató el boom de los esmaltes de uñas.
¿Esmalte de uñas o pintura para coches?
Básicamente, la formula utilizada en los esmaltes de uñas es una versión refinada de la mezcla de químicos utilizada en la pintura para coches. Principalmente, los esmaltes están compuestos por los siguientes químicos:
- Nitrocelulosa
- Tolueno
- Formaldehído
- Alcanfor
- Acetato de etil
- Ftalato de dibutilo
- Alcohol isopropilico
- Dióxido de titanio
Atención, no todos los esmaltes contienen la totalidad de los químicos, pero sí la mayoría. Tres de los ingredientes mencionados representan un riesgo tóxico para la salud, se le conoce como el trío tóxico: tolueno, formaldehído y ftalato de dibutilo.
El ftalato de dibutio se utiliza para que el esmalte no se astille, pero puede provocar cáncer y problemas testiculares en animales y seres humanos.
El tolueno se usa como disolvente para pinturas, resinas y lacas. El tolueno puede afectar el sistema nervioso, niveles bajos o moderados pueden producir cansancio, confusión, pérdida de memoria, nausea, pérdida de apetito, pérdida de audición y la vista.
El alcanfor es una sustancia cristalina con un olor muy fuerte. Puede causar confusión, irritabilidad e hiperactividad neuromuscular. En 1980 la Agencia de Drogas y Alimentos (FDA) fijó un límite de un 11 por ciento de permisividad dentro de productos para el consumo humano. El empleo medicinal del alcanfor ha sido desaprobado por la misma agencia.
Por último, el formaldehído es un compuesto químico altamente volátil y muy inflamable. Tiene un olor penetrante y es soluble en agua. Se utiliza para la conservación de muestras biológicas y cadáveres frescos. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo ha clasificado en el grupo 1: Cancerígeno para humanos, en cáncer nasofaríngeo.
Donde ocurre la magia
Lala empezó haciendo pruebas en una fábrica de pinturas que le pertenece a su tío, ahora cuenta con un espacio en su casa en donde realiza pruebas para eliminar más químicos nocivos en los esmaltes y también crear nuevos colores para sus colecciones.
Unas pequeñas escaleras llevan a un cuarto lleno de cajas, botes de pintura, latas metálicas y maquinas. Tiene un olor peculiar, una mezcla entre salón de uñas y laboratorio químico. Se encuentra un poco desordenado ya que se acaba de mudar a este nuevo espacio. Las paredes son color cemento y sobre una mesa en medio del cuarto tiene acomodados todos lo esmaltes ya listos para venderse por color. Llegué justo cuando estaba acomodando algunas de sus cosas en su nueva “oficina”.
Ella es de estatura promedio, no más de 1.65 metros, delgada, pelo castaño ondulado y ojos grandes color miel. Viste unos pantalones ajustados y una blusa beige de manga larga. Me recibe entusiasmada y agitada.
En cuanto subimos al cuarto comenzó a explicar qué era cada cosa y para qué sirve, habla rápido, tengo que poner atención para no perder ningún detalle importante. “¡¿Cómo no estudié química?!”, me dice con una voz frustrada entre risas. Comenta que sus esmaltes son de secado instantáneo, porque la nitrocelulosa tiene este efecto y no representa ningún daño a la salud. Acerca la lata en donde tiene este producto, huele bastante fuerte.
Sus esmaltes no contienen ningún químico nocivo, no tienen plomo y no se prueban en animales. Es notorio que le enorgullece lo que ha logrado. “ Todos los barnices en México tienen alcanfor y dióxido de titanio, todavía no se los logran quitar”, dice felizmente que los esmaltes Kuru no contienen ninguna de estas dos sustancias. “El alcanfor es un elemento utilizado para matar polilla y el dióxido de titanio es una sustancia cancerígena, además puede provocar asma y alzhéimer”. Camina de un lado a otro acomodando y moviendo cosas.
¿Todos estos químicos los absorbe la uña?
- ¡Sí, claro! Cada vez que te cortas las uñas o te las limas el poro queda expuesto y te entran los químicos. Cuando te hacen manicure y te cortan y liman las uñas y después te las pintan, todos los químicos del esmalte son absorbidos.
Lala está desarrollando una nueva fórmula, los esmaltes que vende ahorita son 4-free - así se les llama a los esmaltes que no contienen cuatro de los químicos dañinos para salud- la fórmula que sigue en fase de pruebas sería 5-free, eso significa que el único químico que tendría el esmalte es la resina plastificante y tendría una base de agua. Existen solo doce marcas en el mundo que venden esmaltes 5-free, la mejor, dice Lala, es de Estados Unidos, la marca se llama Scotch Natural, esta marca es 100 por ciento 5-free e, incluso, maneja una línea para niños.
La mamá de Lala sube rápidamente a preguntarle algo y baja de nuevo, después llega su papá y sube a decirle que compró un rollo enorme del papel que usan para las bolsas en las que se entregan los esmaltes. Todos tienen un tono de voz alto y son muy amables. Saluda amablemente y habla con Lala acerca del papel que compró. Se ríen los dos muy fuerte. Su padre me pregunta mi nombre y se emociona al darse cuenta que me llamo igual que su madre. Le dice algo a Lala y baja las escaleras pequeñas en forma de caracol rápidamente.
¿Dónde se pueden comprar los esmaltes Kuru?
- Ahorita los vendo ya en varios lugares en la República. En Ensenada se venden superbien, también estamos en Tampico, Guadalajara, Monterrey, Mérida, Tuxtla, Oaxaca y Puebla. Solamente los vendo en tiendas boutique de moda, o en spas. En Puebla los tengo en Lomas de Angelópolis, en Sonata Market, que venden cosas orgánicas, en Bianco que está en la entrada norte, en Nero, Bruna García, Galería Boutique, Plaza Dorada y tenemos la tienda en línea kuru.mx.
Tiene más de treinta colores. Se basan en la guía Pantone -un sistema de identificación, comparación y comunicación del color a partir de las artes graficas-para crear nuevos tonos, excepto los que brillan en la oscuridad, usan únicamente pigmentos orgánicos. La madera que usa para las tapas es reciclada y el bolillo es artesanal, todo se pega a mano, la brochita y el frasco es industrial, pero todo el proceso de ensamble del producto es hecho a mano.
Mientras Lala saca y mueve cosas para mostrarme todo, pregunto cuándo estarán a la venta los esmaltes 5-free, “apenas llevamos dos meses en pruebas con base agua, a veces te puede llevar hasta un año encontrar una fórmula que funcione”.
Antes de irme, Lala me pide que me lleve un esmalte, insiste en regalármelo, me da pena aceptarlo pero cedo. Me pide que elija el color que más me guste, tardé unos minutos, me decidí por un tono uva. Me acompañó a la puerta, al ver que iba a tomar un taxi se ofreció a llevarme a mi casa. Durante el camino le platiqué de una tienda orgánica cerca de donde vivo, le comenté que sería buena idea vender ahí sus esmaltes. Aprovechó la vuelta y decidió bajarse a pedir informes.
La difusión de este tipo de información nos concierne a todos. Nadie se imaginaría que un producto tan comercial y que ha estado a nuestro alrededor por tantos años pueda ser tan nocivo para la salud. Y el problema engravece cuando es expuesto a niños. El conocimiento genera conciencia. Entonces sí, ¡píntate las uñas! Hay colores pasteles, brillantes, mates, que brillen en la oscuridad, rojo obscuro como Cleopatra o rubí como Nefertiti. Las opciones son infinitas, solo hazlo conscientemente.