PIRÁMIDE
DESENTERRAMOS LA NOTICIA

Cine de arte: películas que no se entienden
Por Nuria Flores González
¿Alguna vez se han dado cuenta de que los posters de las películas revelan en la
mayoría de las ocasiones el género al que pertenecen? Por ejemplo, azul y naranja:
si el póster esta saturado de estos dos colores lo más probable es que sea de
acción. Fondo blanco y pareja al frente: comedia romántica. Varios tonos de azul:
thriller. Por último el famoso póster amarillo, películas independientes o de arte, o
de autor, parecido pero no lo mismo, no debemos confundirnos.
El cine de arte o de autor está menos preocupado por el dinero y el consumo
masivo, se concentran más en la libertad creativa y en temas a veces polémicos o
fuertes. El cine independiente por otro lado se refiere a películas que no están
producidas por los grandes estudios cinematográficos y utilizan personal no
afiliado al sindicato, esto específicamente en Estados Unidos.
El cine de arte es comúnmente conocido como, cine “de hueva”, de pachecos,
intelectual, o simplemente como de “esas películas que no entiendes nada”.
¿Por qué?
Cuando me siento a analizar esta situación lo primero que me viene a la cabeza es
que nuestro cerebro está tan acostumbrado a la narrativa de Hollywood que
cuando un director nos cuenta una historia con una narrativa distinta nuestro
cerebro no conecta los puntitos.
El formato de Hollywood es demasiado simple, hay un inicio, el desarrollo de la
historia, clímax, y un final. Siempre tienen un cierre muy claro, con excepción de
las secuelas, en las que dejan muy claro que habrá una siguiente película.
Algunas pocas se alocan y empiezan con el final de la historia, o hacen saltos entre
el pasado y el presente. Pero no se enredan ni complican mucho. Su objetivo es
contar una historia simple y fácil de digerir. Películas domingueras.
Lo que pasa con el cine de arte es que sus objetivos son muy distintos. Como
mencioné anteriormente, estas películas están más enfocadas en las propuestas
creativas y en la visión del director. Las historias aparte de tocar temas profundos,
oscuros, o poco comunes se cuentan de formas muy diferentes. No me refiero a
orden cronológico. Algunas sí están contadas en desorden, pero otras son lineales,
y aún siendo lineales a la gente les parecen aburridas o no entienden de qué se
trata.
Esto no es porque el espectador no tenga la capacidad de entender, sino que su
cerebro fue entrenado para procesar otras cosas, y así como fue entrenado para
eso, se puede entrenar para digerir otro tipo de narrativas.
Hay películas que se centran en su contenido visual más que en la historia, hay
películas experimentales que buscan llevar al espectador al límite de sus
emociones, causan miedo, ansiedad o desesperación de forma intencional. Algunas
otras parecen no tener un final, pero, ¿acaso en la vida todo siempre tiene un cierre
claro? No.
La película Enter The Void de Gaspar Noé, te lleva al punto en el que quieres dejar
de ver la pantalla por las imágenes tan perturbadoras que muestra, y te deslumbra
con luces estridentes por minutos sin parar, pero con el objetivo de que llegues a
sentir de alguna forma, y entres en el estado mental en el que se encuentra el
personaje principal. Es difícil, pero cuando terminas de verla sientes haber
terminado una misión.
Todo es cuestión de entrenamiento, las primeras veces que ves una película así, te
aburres o te desesperas porque todo es muy confuso, pero poco a poco es más fácil
y comienzas a entender el por qué de los recursos visuales y de narrativa de los
creadores. Bajémonos del tren hipnotizador de Hollywood y pongamos a trabajar
nuestro cerebro con proyectos audiovisuales con propuestas diferentes y nuevas.