PIRÁMIDE
DESENTERRAMOS LA NOTICIA

Un rodaje como cualquiera
Por Ana Paula Martínez Garduño
Es casi imposible ver para adentro del edificio,
solo se ven los carros alrededor. Por afuera, no
se logra apreciar el tamaño y de la carretera no
es nada llamativo. Lo que más resalta es un
enorme cuadro azul que contiene el logo de
“Televisa” plasmado en el edificio junto con el
logo.
El reloj marca 7:01 AM. Foro 4. A la distancia
se escucha el murmullo de la estilista y la
maquillista comenta el peinado y maquillaje del
día de hoy mientras preparan su área de trabajo.
Prenden los marcos de luz alrededor de los
espejos de los tocadores y se escucha un ligero
bzzz de los focos, de esos sonidos
particularmente molestos que una vez que los
escuchas, no puedes dejar de notarlos. Me siento
en un aparador: un cuarto pequeño, cuadrado,
deslumbrantemente blanco que brilla aún más
con los focos de espectáculo.
En México, la industria de las telenovelas es de las más grandes del mundo, y la audiencia
mexicana no se queda atrás. En una población de 112 millones 336 mil 538 personas, de acuerdo
con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 51.1 por ciento ve telenovelas
regularmente, según una encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE).
Con la industria más grande de telenovelas, estas se han vuelto parte de la cultura mexicana.
Llamado a las 7
7:09 AM. Se siente una pequeña ráfaga de aire fresco alivianando el aire caliente y denso de
tanto producto de belleza. Entra la poblana Jessica Coch, primera actriz de la próxima telenovela
de televisa, Amores de barrio. La actriz poblana de 35 años ha estado trabajando con Televisa
desde 2006, con la telenovela Código postal, también ha participado en Palabra de mujer y
Cuando me enamoro.
Coch viste unos jeans, playera blanca y botas cafes Nine West. Nos saluda a todas las que
estamos en el cuarto antes de dejarse caer sobre una silla frente a un espejo. Se ve cansada, trae
ojeras y un color ligeramente pálido.
La televisión en México consiste en un 48 por ciento de programación extranjera, según un
estudio realizado por la Universidad de Texas. Sin embargo, al tener que decidir entre qué ver,
los mexicanos escogen programación con la que se pueden identificar y entender, un rasgo muy
notable de las novelas televisivas.
Las historias de las telenovelas toman rasgos de la cultura mexicana y la ejemplifican de forma
fácil de entender y seguir. La fórmula de una telenovela es muy básica: problemas
socioeconómicos, de familia, pareja, vida, muerte y crimen, problemas a los que nos enfrentamos
diariamente en la sociedad.
Llega Miriam, la estilista, y comienza a peinarla, le deshace el chongo mojado que trae y se fija
en unas fotos del peinado de hoy. Coch saca su guion y comienza a estudiar lo que toca hoy.
Seriedad recorre su cara y su mirada dicta concentración, así como un cirujano revisa la tabla de
un paciente antes de entrar a cirugía o un profesor repasa la clase de ese día.
Los personajes, al igual que las situaciones de las novelas, son elementos de la cultura mexicana.
Según la teoría de arquetipos de Carl Jung, todos traemos ciertas imágenes o simbologías de
forma innata para ayudarnos organizar lo que vemos o hacemos. Tomando esto en cuenta, las
novelas utilizan estos arquetipos o símbolos para facilitar aún más el rol de cada personaje en la
historia. Siempre hay una figura materna, una figura virgen, la madrastra, los amantes y el héroe.
Es tanta la identificación entre los mexicanos y las telenovelas, que la gente comienza a vivir lo
que ve en la televisión.
“Es curioso, mucha gente vive lo que actuamos en la tele, participa en la historia. Hay veces que
puedo estar en el súper o en la calle y las personas se me acercan y me dicen por el nombre de mi
personaje actual. Hasta me dan consejos sobre qué debe hacer mi personaje”. Nora, la
maquillista, aplica maquillaje generosamente a la actriz, cubriendo las ojeras.
Continua Coch, “se vuelve molesto cuando se meten en tu vida privada. Y entiendo que es parte
de, al final te vuelves una figura relativamente pública como un político. Sin embargo, creo es
ahí es cuando la gente pierde esa noción. La vida privada de los políticos puede llegar a
afectarnos como país. Mi vida privada no afecta a nadie más. Solo a mí y a la gente involucrada.
Y es ahí donde el público mexicano y los fans pierden un poco el suelo”.
Al terminar con el peinado y maquillaje, lo más tardado de la mañana, Jessica se pasa a los
camerinos en donde están los encargados de vestuario y un continuista. Otra pequeña caja de luz.
Le asignan qué ropa se pondrá y cuáles serán los cambios del llamado de hoy. 8:30 AM.
Prevenida, cámara 1
En el foro ya están otros actores secundarios ensayando con el director. Jessica saluda a todo el
crew de beso. Se sienta con el director en el set sobre lo que parece ser un sillón muy incómodo
relleno de bolsas de plástico rechinantes. Todo lo que hay en set es de mentira. Platican sobre el
guion y las intenciones de la escena.
Al terminar con el director, Jessica se sienta en una esquina del foro. Nadie la molesta, ya es
rutina. Pero así como ella, todos andan en su rollo, preparados para grabar.
Se hacen pruebas de cámaras y sonido mientras otros tantos arreglan la iluminación. Entre tanta
lámpara y equipo corriendo, comienza a invadir un calor infernal. La voz del director hace eco
por todo el foro a través de las cuatro bocinas de la bodega. Desde la cabina el director y el
productor dan indicaciones.
Coch llega y se sienta a mi lado enfrente de unos monitores. Le pregunto sobre su cuerpo y la
imagen que tiene que mantener. “Hago mucho ejercicio, cardio y yoga. Todas las modas de
ejercicio las hago, que si el cross fit, T-Fit, Insanity. Es más que nada eso. No creo en las dietas,
no estoy intentando tener un cuerpo irreal”.
Diez de cada cien mujeres padecen anorexia en México. Alejandro Molina López, catedrático de
la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y experto
en psicología clínica destacó que “[las victimas] harían cualquier cosa por obtener la figura
deseada, pues consideran a la obesidad como imperfección que los aleja de su ideal de belleza y
aceptación social, imágenes que ven en los medios”.
Llegan los asistentes de sonido y le ponen el chícharo. “La mayoría de las personas piensan que
lo hago porque soy actriz, que mi figura e imagen son lo más importante para mí, cuando en
realidad es algo que me gusta.”
Cámara 1, al aire
9:30 AM. Todos al set. Silencio. “¿Cámaras corriendo? Corriendo. ¿Sonido Corriendo?
Corriendo. ¡Acción!”
Una nube de seriedad y concentración se asienta sobre el set. Volteo a ver y todos los ojos están
sobre las tres paredes que pretenden ser una hacienda.
“¡Corte! Otra vez… ¡Acción!”, se escucha la voz del director omnipresente por todo el foro.
“¡Corte!” La intención no le está saliendo a Jessica. Pide una pastilla para dolor de cabeza, se
detiene la frente y colapsa sobre un sillón que está en otro set. Llega el director y ella se disculpa.
“¿Pasa mucho?”, cuestiono a Sergio, un camarógrafo.
“Todos tenemos nuestros días malos”.
‘Todos tenemos nuestros días malos…’ se me queda esa frase grabada el resto de la mañana.
Independientemente de quién seas, del número de fans que tengas o cuánto maquillaje portas,
todos tenemos “nuestros días malos.” Todos salimos del trabajo a seguir con nuestras vidas
imperfectas.
Tomamos 10
2 PM. Llega la hora de la comida. Y así como en rodaje todos trabajan juntos como una unidad, a
la hora de la comida todos hacen cosas diferentes. Jessica y yo fuimos por hamburguesas. Sí,
grasosas y deliciosas hamburguesas.
En México, 46.1 por ciento de los hogares tienen revistas de espectáculos y televisivas. De estas,
una quinta parte de la revista habla de dietas y tips para bajar de peso (GCE). Junto con estos
artículos, se ponen imágenes de actrices de novelas.
“Creo que todos piensan que solo comemos lechugas con limón y sal. ¡Qué aburrido! No te estoy
diciendo que no hay actrices que sí se cuidan de sobremanera y lo único que comen es lechuga y
jugos, pero en cualquier parte encuentras a esas personas”. Continúa la actriz, “creo que todo en
moderación está bien. Tampoco es que coma así diario, pero no creo en las dietas.”
¡Y regresamos!
4 PM. Al regresar a Televisa hay un grupo de jóvenes y mujeres que esperan con cartulinas,
cámaras y plumones para los autógrafos. Unos días hay más que otros, pero nunca falta el
grupito. “Ahí esperan a ver si sale algún artista. Realmente se emocionan por cualquier persona
que sale de lente oscuro y arreglado. Yo he entrado, trabajado y salido, y las mismas personas
siguen ahí”. Pasamos por el grupo en el Jetta y ni nos voltean a ver.
De regreso en el set las cosas fluyen más rápido. Mientras ensayan los actores Jessica me explica
sus horarios. “Pues por lo general las jornadas son de 10 horas, pero pueden depender por el
llamado. Si realmente no te van a necesitar ese día las 10 horas sólo te llaman las que necesiten.
Pero eso casi nunca pasa. En locación estamos como de 7 a 8 o 9.”
Le vuelven a poner el chícharo y llega Miriam a arreglarle el peinado. “Es un trabajo pesado,
más que nada por el hecho de siempre estar parados y moviéndonos de un lado al otro”. Esa nube
de seriedad y concentración al grabar ahora sólo es una ligera neblina.
8:30 PM. Al finalizar la última toma, todos se encargan de su equipo, lo dejan acomodado para
mañana y se empiezan a despedir. Y así como llegó Jessica con sus jeans, botas y chongo, se
despide de todos sus compañeros. “¡Nos vemos mañana!”.
Al día siguiente, Coch llega 8:15 AM, por una llanta ponchada del Jetta de su novio.
